jueves, 16 de junio de 2016

Un geranio de la mano de otro geranio

¿A quién no le gustaría tener en su vida este geranio? Hace algún tiempo que lo tengo conmigo y no me cuesta nada regarlo y darle vida, lo hace tan fácil que ni siquiera sé en qué momento se convirtió tan importante para mí. Pero así es, lo nuestro o al menos lo que yo siento, se ha hecho muy poco a poco como casi todas las cosas importantes que construimos en nuestras vidas.
Un día nos encontramos, o más bien otro geranio me lo puso delante, y seguro que no por casualidad,  si no porque en mi camino hacía falta una persona como ella, para que pudiera comprender muchas cosas y hacerme ver otras tantas de distinta manera a lo que yo tenía entendido. Al principio no supe como cuidarle, regarle y hacerle feliz, creo que ni siquiera pensé en hacerlo porque pensaba que sería complicado, la vi reacia y quizás con pocas ganas, aunque con el tiempo no sabría distinguir cual de las dos lo estaba más,  sin motivo pero creo que alguna explicación tendrá,  ahora mismo ni lo sé ni lo recuerdo. Hoy nada de aquello tiene que ver con mis geranios...
Crecimos lejos, separadas y sin saber nada una de la otra, quizá esa sea la explicación.
No pensé nunca que me hiciera falta, que se convirtiera tan importante para mí y que me daría tantos momentos buenos en mi vida. Pero así fue, poco a poco, gracias a otro geranio mio, totalmente diferente, dio esa confianza que hacía falta para empezar a regar sin temor a que no saliera bien. Y así fue creciendo mi geranio a mi lado, despacito pero de una manera sana y natural, tan sana y natural que hemos aprendido a aceptar todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos, a convivir con lo que nos gusta y con lo que no, a contar para lo bueno y lo malo, a hablar, opinar, solucionar, organizar, aconsejar y dar lo mejor de la mejor forma.
Este geranio me gusta, es de color rojo y cada día brilla más. Mi geranio es noble, es muy justa y respetuosa, es generosa, amable, correcta, sincera y verdadera.
Hay que tener un geranio y regarlo para poder entenderlo y aprender a quererlo.
Hay que agradecer a la vida los regalos que nos hace, hay que agradecer a los geranios que nos den tanta vida.